El Covid se quedó corto cuando pusimos en la balanza el daño que ciertos males le hacen al fútbol: para los mexicanos y su ya conocida ‘prensa del Sur’ es su ‘HugoSanchismo’. Para los centroamericanos es la ‘nostalgia’ de lo que un día fue y nunca más será, su ‘fanatitis aguda’

Por René Romano @reneromanosport @IAmRomano10

LOS ÁNGELES, EE.UU.– Concluidas la Nations League, la Copa Oro, y a las puertas de nuevas ediciones de Concachampions, Campeones Cup, Concacaf Leagues Cup y Eliminatorias (octogonal) entre otros torneos y ligas domésticas, no cabe duda de que es indiscutiblemente veraz el viejo adagio que reza que, el que mucho abarca poco aprieta.

Les diré por qué. Sin rodeos y al grano. Al estilo Romano.

Porque es una enorme incongruencia eso de querer morder más de lo que podemos masticar. Es una estupidez.


Es aberrante además, pedir o exigir más de lo que merecemos y por ende, una imperdonable ofensa dentro de todo lo moral, desear e intentar obtener lo que no tenemos a como dé lugar, sin que nos importen los factores del respeto propio y aquel a todo lo ajeno.

¿Aun no capta? Iremos por partes.

Iniciaremos con Nations League y Copa Oro que le dejaron un increíble sabor en la boca a los estadounidenses, y un terrible dolor de huevos a los aztecas, de paso atarantando a los centroamericanos, que dicho sea de paso, solo vinieron a Estados Unidos a pasear.

¿Por qué un dolor de huevos para los hermanos del Sur? Porque los mexicanos se siguen negando en aceptar que, eso de vivir de recortes de prensa del sigo 19, tener a los perros más ruidosos en sus medios— ladrando por y a favor de ellos en todo momento— no gana partidos ni rankings en el Top 10 de la FIFA, por más que les quieran hacer el favor.

A eso súmele que, estos son puritos síntomas del ‘Hugosanchismo’ que los embarga ya por décadas. Contagia, pudre, envidia, conspira y por ende, enferma. Aquello de no aceptar sus falencias, carencias, incapacidades, ineficacias y el don de no poder ser honestos a la hora de perder es su cruz. Es “HugoSanchismo’ a todo su esplendor. Descaro al no aceptar limitaciones propias, a la vez que, le restan valor a lo que ha hecho el rival.

Ya es hora de acostumbrarnos a que, en la Concacaf hay cuatros equipos, los norteamericanos, y el que se cuela del Caribe o Centroamérica en cualquier Top 4.

Equipos que están exentos de ese ‘Hugosanchismo’ (lo de vivir de antaño, de recortes de prensa y memorias en blanco y negro) pero si perjudicados por su pálido, deslucido, a veces hasta torpe e insípido futbol.

NADIE SE SALVA…

Y es que no se salvan, pues mientras los mexicanos —ya hace rato— fueron claramente superados por los gringos, incluso perdiendo ante sus selecciones ‘B’, los centroamericanos lucen aturdidos porque ahora son los del Caribe los que vienen y junto a Canadá, les cierran el portón.

A no ir muy lejos, está lo de Catar, que con astucia y limitado talento, se despachó a varios en Copa Oro, sin que se dieran cuenta que los habían dejado fuera.

Entraron y salieron como ladrón por la noche.

Un claro ejemplo de ‘este atraco’, es la selección de El Salvador y su prensa, tanto en Estados Unidos como en el mismísimo El Salvador.

Pintaron a esta ‘generación’ en sus portadas y micrófonos como la ‘indicada’, y la que, los devolverá a una Copa Mundial. Y todo bien con querer emular a los hermanos del área (la prensa mexicana) al ser entusiastas y en algunos casos, porristas y bocones. El error está en no verse al espejo y aceptar sus carencias y falencias antes de cantar victoria y quien sabe que más.

Y es que, eso de querer o hacerle creer a un Chapito Montes, a un Chicharito, a un Marvin Ceballos, a un Alexis Renderos, a un David Rugamas, a un Boniek, un Acosta o a un Bryan Tamacas que son cracs es bueno siempre y cuando lo puedan asimilar. Lo malo es que se agrandan y a la hora de la verdad, juegan sobrados y a veces hasta se pasan de bocones como el mismo Chícharo o el salvadoreño Darwin Cerén, que solo falta se ‘tire para presidente’ cuando se retire el que está en ese ‘trono’.

ESTANCADOS

Las selecciones de Centroamérica están estancadas. A tal grado que, lo mejor que traía Costa Rica era a su veteranísimo Bryan Ruiz. Un caballero de 34 años. ¿Guatemala? Un sinfín de muchachitos ‘malitos’, hijos de chapines en el extranjero que ni el himno de ‘Guate’ se saben.

A eso, súmele una Panamá que llora la ausencia de los Dely Váldés y una Honduras que es más ofensiva y peligrosa a través de la labia y la pluma de ‘algunos porristas’ en sus medios, que sus jugadores en la cancha.

Es por eso por lo que insisto, ¿Es bueno vivir del pasado? Ya los años dorados de Guatemala (60’s), El Salvador (80’s), Costa Rica 90’s), Honduras (los 2000) y Panamá a escala juvenil no son más que del pasado. Ya los días del dominio de los mexicanos están extintos.

Lo único que sigue vivo y latente es eso de meterle un sinfín de goles a equipos amateur de la región, algo que se evidenciará mucho menos cuando llegue el momento de jugar la famosa octogonal. Una octogonal que—, se acordarán de mí cuando les aseguro que — no contará con un centroamericano en su Top 3, y si alguno, los ticos o los catrachos en el Top 4.

¿En qué me baso? En los antecedentes, el presente y el talento para saber reconocer o distinguir cuando los medios de comunicación están exagerando, inventando o mintiendo. Y tras lo visto en Copa oro, y los prelims de la Eliminatoria de la Concacaf, les aseguro —como me llamo René Romano— que nunca ha sido más cierto que, no hay, ni habrá nunca, un reloj que de vuelta hacia atrás y que favorezca a los que por costumbre siempre se quedan atrás.

Cierto es que, el recuerdo del pasado hace que las almohadas sean incomodas y las noches muy largas. Septiembre está a la vuelta de la esquina. Tápese bien, cúbrase la boca y recuerde siempre de hacer caso omiso a los ‘HugoSanchismos’.

Los dejo. Hasta la próxima.

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