PERJUDICA “A TODOS”

Si bien es cierto que no hay intención de Ja Morant de herir a alguien en particular, o de algún disparo o violencia, la imagen con la que juega no es la de él, sino la de la NBA

Por René Romano

LOS ÁNGELES, EE.UU. – En la época de los 70s y media de los 80s, la NBA no era bien vista en ningún lugar de Estados Unidos.

Es más, aparte de ser muy impopular, era una Liga llena de carencias.

Les diré por qué. Sin rodeos y al grano. Al estilo Romano.


Porque carecía de cobertura televisiva, pecaba de prejuicios raciales, de escándalos, pero sobre todo, gemía por la falta de estrellas.

Algo que se tardó mucho tiempo en mejorar y cambiar. 

Esto evidentemente es algo que puede sorprender a los espectadores modernos, que hoy conocen a la NBA como una de las ligas deportivas más exitosas del mundo.

POLOS OPUESTOS

Y mientras les recomiendo lean la historia, pre-Magic y Larry Bird, en la cual carecían de ratings, mientras abundaba la indiferencia y el racismo, hay que aclarar que todo esto sucedió justo después del apogeo del movimiento por los Derechos Civiles y el fin de la segregación legal en el sur de los Estados Unidos.

Sucesos que, evidentemente, generaban dudas sobre si los estadounidenses blancos podrían estar interesados en una liga predominantemente negra. 

Eso dicho y aclarado, a la NBA le costó “un huevo y medio” tener la imagen que hoy en día se ha ganado tener y sostener.

Razón mayor por la cual no necesitan que un muchacho malcriado e inmaduro como Ja Morant, se la pase – en su tiempo libre- subiendo videos, portando armas de fuego, fingiendo ser de la ‘vida difícil’, cuando nació con cuchara de plata en la boca en Carolina del Sur.

E independientemente de que haya o no, disparado, utilizado, comprado o prestado las armas de fuego que mostró, en dos ocasiones distintas, tras su segunda ofensa, a la Liga no le preocupa la imagen del jugador, sino de la misma NBA.

Sí, la imagen que, en la época de los 70s y media de los 80s nos brindaba peleas, actos de racismo, abuso de drogas entre los jugadores y entorno, y que tanto les costó pulir, retocar, profesionalizar y ‘hacer olvidar’.


DEBE SER ‘EJEMPLAR’

Motivos de sobra para darle un castigo ejemplar en esta segunda oportunidad, ya que en la primera, no se le castigó como se debía. 

Esa mano tibia de Adam Silver y concejales, de darle terapia de menos de 5 días y una palmada en el trasero no sirvió en lo más mínimo. 

A muestra de un botón, sus estúpidas, irresponsables y ridículas acciones semanas después, que le podrían costar su carrera como jugador profesional, debido a que nadie quiere a ‘loose cannon’ dentro, o alrededor de su liga o plantel.

En síntesis, no es de humanos desearle el mal a otro, pero el castigo de Ja Morant debe ser ejemplar, cueste lo que le cueste, y le duela lo que le duela al jugador, sus más allegados,  la ciudad de Memphis, y a la NBA.

Esto recordando y tomando en cuenta que, la finalidad del castigo es asegurarse de que el culpable no reincidirá en el delito y lograr que los demás se abstengan de cometerlo.

A buen entendedor, pocas palabras.

Los dejo. Hasta la próxima. 

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