‘HISTÓRICA PENÍNSULA’

Brian Flores, de origen hondureño, estaría por convertirse en el ‘head coach’ de los Miami Dolphins, tras su participación con Patriots en los NFL Playoffs; Florida, un ‘estado latino’ dentro de la Liga

Por René Romano

LOS ÁNGELES, EE.UU.— Como un ‘paraíso histórico’ y ‘cuna de triunfadores de origen hispano’, se le pude catalogar al estado de la Florida.

Por lo menos, cuando hablamos del futbol americano de la NFL y de la NCAA se refiere.

Les diré por qué. Sin rodeos y al grano. Al estilo Romano.

Porque ese estado en específico es un verdadero ‘imán de ganadores hispanos’.

Sí, allí en el ‘hogar’ de los Gators y en el patio de los Dolphins y la ‘U’ (Miami Hurricanes), es donde ya se cocinaron dos ricas historias para los nuestros. Pero específicamente, para los centroamericanos.


Iniciando con la huella que nos dejó a todos el jugador latino, más ganador en la historia del futbol americano, la NCAA y la NFL, representado en el chapín, Ted Hendricks.

El guatemalteco, por nacimiento, y criado en la península, brilló a todo esplendor con los Miami Hurricanes de la “U” en la década de los 60’s, donde llegó a ser un jugador destacado como defensive end de 1966 a 1968.

El ‘Mad Stork’ como le apodaban, por su estilo de juego, es considerado como uno de los más grandes jugadores defensivos en la historia del fútbol universitario. Fue seleccionado en tres ocasiones como All-American y terminó en quinto lugar en la votación por el Trofeo Heisman en 1968 para luego llegar a la NFL, donde ganó todo lo habido y por haber con tres franquicias por lejos emblemáticas.


DE IMPACTO

Claro, no sin antes impactar con su talento a la feligresía de la “U”, sus coaches y a toda la NCAA, previo a ser premiado por sus contribuciones, con el retiro de su número y camiseta, años después, y previo a ser electo al Salón de la Fama del Fútbol Americano Universitario en 1987.

Ya como profesional, el guatemalteco jugó en la NFL durante 15 temporadas, de 1969 a 1973 con los Baltimore Colts, en 1974 con los Green Bay Packers y de 1975 a 1983 con los Oakland/Los Ángeles Raiders.

Durante década y media en la NFL —y un paso efímero por la World Football League – Hendricks fue miembro de cuatro equipos ganadores de Super Bowl (tres con los Raiders y uno con los Colts) y llegó al Pro Bowl en ocho ocasiones, al menos en una vez en cada uno de sus tres equipos en la NFL.


El aparentemente indestructible Hendricks jugó en 215 partidos consecutivos de temporada regular.

Ted participó en ocho Pro Bowl, siete campeonatos de la AFC y cuatro Super Bowls (el V con los Colts, el XI, el XV y el XVIII con los Raiders). Hendricks fue seleccionado al All-Pro Team como un Colt en 1971, como un Packer en 1974, y como un Raider en 1980 y 1982.


Ted fue electo al Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional en 1990, su segundo año de elegibilidad. En 1999, fue ubicado en el lugar 64 en la lista de The Sporting News de los 100 mejores jugadores de fútbol americano y en 2010, en la lista de oro, de FOX Deportes, como número uno en la historia de la NFL, entre todos los Latinos.

‘ENTER, BRIAN’

Algo que nos permite a pasar al tema “Brian Flores”, que, como Hendricks, grabará su nombre en los libros dorados de la NFL, cuando se convierta en el primer técnico de origen centroamericano de la Liga.

Cierto, hubo antecesores y jugadores ‘del centro’, y algunos mexicanos y sudamericanos con cierto brillo, pero nadie como estos dos. Uno —el chapín—Salón de la Fama en NCAA y NFL y el catracho, primer head coach de la región, también con algunos anillos de que presumir.


Brian Flores, con tres ‘SuperBowl rings’ con los Patriots (XXXIX, XLIX, LI), asumirá su cargo en la península, al mando de los Dolphins —y en donde reiteramos, los latinos de esta materia siguen haciendo historia— en cuanto los Patriots de New England culminen su participación en los NFL Playoffs. Irónicamente, en un equipo donde ocupa el puesto de Coach de linebackers, otrora posición del histórico Ted Hendricks.

En Miami, se espera que Jim Caldwell se una al equipo de Flores, nacido en Brownsville, Brooklyn, New York y de padres hondureños, que contrario a lo que muchos creen o especulan, luchó hasta por su propia vida para salir del peligroso barrio de Brownsville.

Un lugar donde era más fácil meterse en problemas, que evadirlos.

Brian inició su carrera al ser descubierto por un visor de la Lynvet Youth Football League (Liga estilo Pop Warner, de contacto y amateur), de donde salió directamente a la Poly Prep Country Day High School (secundaria), gracias a las recomendaciones de su coach, Lance Bennett.

Flores inició su carrera como defensive end y running back (defensor, y corredor, todoterreno), un jugador con doble posición, y fue descubierto por Dino Mangiero, ex enefelero, en la Poly Prep Country Day de Brooklyn, una escuela privada donde solamente asistían los hijos de los ‘ricachones’ de todo Nueva York.


 

¿TRAGEDIA, OBRA DE DIOS?

Tras graduarse, con méritos, Flores eligió a Boston College sobre muchos interesados en su talento. El hondureño fue suplente en su primer año, pero para el segundo, ya era titular y el segundo mejor en tacleadas de la Universidad.  No obstante, llegó lo que en su momento parecía tragedia, cuando se rompió un musculo de quadriceps, que evitó jugara lo que hubiese sido su primer “Bowl Game” y una fructuosa carrera como jugador dentro de la NFL.

Algo que sí le permitió seguir el deporte de sus amores, pero como asistente técnico, al trabajar bajo la supervisión de Bill Bellichik en los Patriots, a donde podría retornar tras el retiro de su ‘mentor’, pues para nadie es un secreto, ni debe serlo, que el propietario de los Patriots, Robert Kraft, es un gran amigo del catracho.

En cierre, pase lo que pase, y entrene donde entrene, Flores, como Hendricks en su momento, llevan una y solamente una bandera, que lee, "Nunca corrí, y nunca me rendiré."

La península entera debería estar orgullosa de poder decir que los latinos más exitosos en la historia de la NFL, dejaron huella en su patio.

Un par de ‘corpulentos’, hijos —humildes—de centroamericanos, sin mayor apoyo o expectativa, que como ayer, hoy brillan muy por encima de los demás.

Los dejo. Hasta la próxima.

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